Cuentos locos: febrero 2008

viernes, 22 de febrero de 2008

Biografía de Luis Cernuda

Aquí dejo una página completa sobre la biografía y obra de Luis Cernuda.

http://amediavoz.com/cernuda.htm

viernes, 15 de febrero de 2008

Yo soy Fea... la princesa Parte 2

¿Y si algún día apareciese algo? Y si apareciera alguien que suspirase por mí, que sintiese mi pelo con su pelo. Mis verrugas como sus manos y mi mirada como su corazón - Decía Fea mirando a través de su balcón, mirando al horizonte.

En esto una de sus criadas picó a la puerta, sus manos aparecían a través de la penumbra que daba la vela puesta sbre la mesilla del espejo.

-¿Señorita Fea? ¿Está usted ahí? - dijo la criada con su voz dulce.

Pero no era una taza lo que llevaba en su bandeja, sino una carta...

-¿Fea?
- Sí, estoy aquella Verrugera, en el balcón...
- La princesa Guapa - hija de Don Tiarrón y la Guapa madre le ha mandado una carta.

Y la criada le dio carta, pero rebotó sobre un grano sospechoso de su mano. Así que ante la prisa, la dejó a su lado, en el balcón.

Y se fue.

CAPÍTULO 3

Cuando la leyó, sintió algo que nunca nadie le había dado: el amor. Ya tenía respuesta a por qué los principes no le daban felicidad, ¡y es que no le iban!

Fea, fue de las primeras princesas del otro bando de la historia. Y fue la primera también en tener una verruga tan grande como su chota, arrugas a los 20, pero eso sí, ¡se cortó pelo! Pero se lo dejó hasta el culo...

FIN

(c) Copyright 2008. Publicaciones Pablo Solares. Libro "Cuentos locos" proximamente en .DOC y en PDF (formato Adobe).

viernes, 1 de febrero de 2008

Yo soy Fea, la princesa... Parte 1

Érase una vez que se era, una princesa con unos cabellos rizados y muuuuuy largos. Tan largos que sus vestidos estaban hecho con su propio pelo. Y no era un pelo cualquiera, era de color oro, algo amarronado por la suciedad y con unos colchones de caspa que formaban parte de la nieve de marzo de los Pirineos.

Se lavaba cómo máximo una vez al mes, eso ya era mucho para los puercossinfronterinos.

Tenía una nariz puntiaguda, grande como el pie de un gigante que protegen las puertas de su castillo. Un mentón grande como la boca de un cocodrilo, con unos dientes (uno sí otro no).

Soñaba con encontrar un amor verdadero, nada de eso de que sus padres tuviesen que pagar a un hombre para estar un tiempo con su adorada hija.

Los pobres hombres, con minutos de permanencia en la más alta de las torres, preferían tirarse por la ventana, atravesar los barrotes de hierros y tirarse al vacío, dejándose caer en las bocas de hambrientos cocodrilos, antes que oler su aliento.